Entrevista a Peter McAllister, director de la Ethical Trading Initiative (ETI)

Entrevista a Peter McAllister, director de la Ethical Trading Initiative (ETI)

El título de su conferencia del ciclo de conferencias de la Cátedra Inditex-UDC de Responsabilidad Social ha sido “La Responsabilidad Social en el corazón de la empresa sostenible”. ¿Cuál es según usted ese modelo de empresa sostenible?

Creo que la definición amplia de desarrollo sostenible está bien entendida, es decir, que «es el tipo de desarrollo que satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades». En el contexto de la empresa esto se puede entender en términos de cómo esta utiliza y contribuye a los recursos, a través del uso eficiente de la energía, el reciclaje, el uso de materiales reciclables y el concepto de producto circular. Además, necesita considerar su impacto sobre las personas de tal manera que la empresa tenga al menos un impacto beneficioso en las personas, ya sean empleados, los que puedan estar en la cadena de suministro, en comunidades locales o los consumidores. Creemos que en el contexto del lugar de trabajo, esto modelo debe, como mínimo, respetar los derechos fundamentales del trabajo, pero en ciertos sectores tales como confección y textil, por ejemplo, existe la oportunidad de contribuir a través de la capacitación, el desarrollo de habilidades y el crecimiento económico para las mujeres, por ejemplo.

Desde la ETI defiende la necesidad de incorporar una estrategia en la que todos los grupos de interés deberían participar en potenciar la reputación empresarial. Por lo tanto, ¿es la RSE cosa de todos?

Creemos que en calidad de responsabilidad social, sí es un elemento clave de la sostenibilidad, y si una empresa es seria en estos términos, la conversación puede irse formando como la mayor estrategia de la empresa. Hacer que la responsabilidad social se convierta en una cuestión estratégica significa que por lo menos pertenezca a la junta directiva y la alta dirección, y es mucho más propensa a hacer partícipes a una variedad de personas dentro de una empresa en lugar de ser asignada a un departamento. Es más probable que esto logre resultados a nivel estratégico y que por lo tanto beneficie a la empresa.

Uno de los grupos de interés más importantes son los propios trabajadores, ¿cómo participan y cómo deberían estar presentes en esa estrategia de gestión?

Los trabajadores son un recurso muy importante para prácticamente cualquier negocio, de modo que sacarle provecho a los recursos, a sus ideas, preocupaciones y su potencial para ser parte de un cambio hecho realidad, en lugar de receptores, tiene sentido empresarial. Donde hay una fuerza de trabajo sindicada tiene sentido comprometerse con los representantes sindicales que pueden trabajar fácilmente en la participación con sus miembros. Cuando no hay presencia sindical, entonces será necesario ser valiente y creativo con el compromiso con los trabajadores. Si esto no es una norma dentro de una empresa, entonces a menudo se produce una etapa, tanto para la administración como para los trabajadores, destinada a aprender a debatir temas relevantes, asegurando que todos, tanto trabajadores como administración, puedan contribuir a la orden del día y al mismo tiempo no generar expectativas excesivas. Las oportunidades para un diálogo permanente significativo deben ser parte de cualquier negocio, pero en particular cuando se precisan cambios y se presentan retos.

¿Dónde se encuentra la mayor vulnerabilidad de los trabajadores? ¿En qué aspecto y en qué sectores?

Dependiendo de donde se mire, hay muchas respuestas a esta pregunta. Con demasiada frecuencia, las mujeres son más vulnerables que los hombres, pero hay muchas situaciones en las que los hombres se sienten incapaces de actuar y son obligados a trabajar de forma que resultan explotados. En cierto sentido, cualquier situación en la que los trabajadores no sean capaces de expresar sus preocupaciones de manera constructiva y sin temor, serán vulnerables a ser explotados. En demasiados lugares la dirección todavía ve cualquier voz o disentir de los trabajadores como una amenaza y no como una oportunidad para el compromiso.

Lleva luchando por los derechos de los trabajadores desde hace más de 20 años. Lo ha hecho desde ONGs, y en zonas como África occidental, India… Pero la integridad laboral se pisotea en muchos otros lugares del llamado primer mundo. ¿Qué piensa de esta situación?

Lamento mucho decir que, si bien durante muchos años yo había asumido que Europa, aunque no es perfecta, estaba más allá de la explotación laboral, en los últimos 10 años hemos visto demasiados ejemplos de nuevas formas de explotación en nuestras puertas. Parte de esto surge de la economía cambiante que conduce al crecimiento del trabajo temporal en lugar de contratos a tiempo completo; también es por la presión sobre los costes que significa que en muchos sectores el salario mínimo se convierta en la norma en lugar de un suelo y, además de todo esto, vemos demasiadas situaciones en las que los intermediarios laborales, e incluso en ocasiones empleadores en Europa, están realmente dispuestos a quebrantar la ley y explotar a los trabajadores. Es evidente que esta no es la visión de Europa que a todos nos gusta tener, y nos desafía a preocuparnos no sólo por los trabajadores de fábricas lejanas, sino también a duplicar nuestros esfuerzos en mirar más cerca de casa. Existen algunas iniciativas positivas que buscan hacer ilegales algunas formas modernas de esclavitud, o un liderazgo más fuerte de la Comisión, pero todavía hay una creencia común de que los problemas están en otro lugar.

Actualmente, España se enfrenta a un cambio político, con partidos emergentes que abogan por una economía más social y colaborativa, incluso basada en la solidaridad. ¿Es una utopía o podría ser posible llevarla a cabo?

Me resulta difícil, como inglés que soy, ofrecer comentarios sobre lo que es apropiado para cualquier otro país que encaje bien con su cultura y preocupaciones contemporáneas. No creo que ninguno de los extremos sea ideal; ni permitir a las empresas una total flexibilidad para «hacer dinero» con poca regulación, ni tampoco creo que haya habido ningún ejemplo que podamos señalar donde las economías estatales hayan demostrado la capacidad de ser tan creativas en su aprovechamiento de los recursos y de las personas como demuestran las empresas privadas. Yo creo que estamos en el punto en el que el debate, posterior a la crisis de 2008, gira en torno a cómo podemos aprovechar el deseo natural del ser humano de emprender, inventar, crear y tomar riesgos, pero en un marco donde los excesos estén limitados y los resultados sirvan a un desarrollo sostenible.

Se muestra satisfecho con los principios rectores de la ONU, que ponen el centro de responsabilidad del cumplimiento de los derechos de los trabajadores en los gobiernos. ¿Es que prima el miedo a la sanción sobre la ética y el sentido común?

El primer pilar responsabiliza claramente a los gobiernos de proteger a sus ciudadanos. Deberían hacer esto mediante el establecimiento de leyes apropiadas y la aplicación de estas de manera efectiva. Unas leyes adecuadas deberían cubrir una protección social además de una legislación del lugar de trabajo, una planificación, etc. Sin embargo, esto no puede ser predictivo de cada circunstancia y todavía debemos alentar y apoyar una cultura de ética y de sentido común para los negocios, de modo que en el respeto de las leyes (y de los derechos humanos) se aliente y se apoye a las empresas a que actúen con responsabilidad.

Ha participado en un ciclo de conferencias en el marco de la Cátedra de Responsabilidad Social Corporativa, que cierra un curso de posgrado en esta materia. Díganos su opinión sobre la importancia de la formación en Responsabilidad Social.

La educación es la base de tanto esfuerzo humano. Dado que la Responsabilidad Social es todavía una ciencia joven, es vital que los cursos como el que se imparte en la Universidad de A Coruña ayuden a preparar a los que van a influir en este tema y asumir la responsabilidad de su ejecución. Lo que me ha parecido particularmente interesante ha sido el grado de apertura del curso al disponer de una gran cantidad de diferentes recursos que comprometen y estimulan a los estudiantes. Estoy seguro de que de hecho ni ellos ni todos nosotros dejaremos de aprender, pero el curso les ha proporcionado una excelente base.

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